Gaia hizo llamado a los humanos para que resintonizaran y entraran en el fluir del tejido. Su corazón magnético ha convocado a los humanos con cristal de corazón con posibilidad e activación en esta vida para que se pongan en el lugar que les corresponde, que abran el corazón y vuelvan a la danza de la energía vital de la existencia. Todo es una red de círculo sobre círculo, de corazón sobre corazón. Gaia, con la compañía de Kryon, la Gran Ballena Madre, dragones y toda las hermandades de luz que forman el equipo magnético, especialmente, hace llamado a que sus seres desconectados entren en su respiración y ritmo, que es el de la Galaxia y en de la Madre cósmica.
Durante mucho tiempo, el humano ha vivido con el corazón en una cárcel autocreada, desconectándose del alimento divino y energía vital que ofrenda Gaia y la Madre Divina a través de ella.
Ha estado paralizado, desconectado, yendo perdido sin ser capaz de oír el ritmo que marca el corazón de Gaia para todos los seres del planeta. Se le ha nublado la vista y el oído, ha vivido distorsionado dentro de la desconfianza que lo ha encarcelado. Ha vivido conteniendo la respiración. Pero la red requiere apertura del corazón, entrar en la respiración, para recibir la energía vital, la prosperidad, llenarse y volverla a ofrendar.
En corazón gaiano convoca a la unidad, para ello a la confianza, a la respiración del tejido de unidad, que va al mismo son, abriéndose a recibir, llenarse y ofrendar amor. Pues el humano se cerró al amor, le ha estado miedo el amor, mientras lo anhelaba. Lo ha buscado pero lo ha bloqueado. Es hora de respirar y escuchar.
Gaia, Kryon, los fractales de la Gran Madre, sostenido por el equipo eléctrico, ponen a disposición un ciclo de profunda sintonización y reparación de tejidos para entrar en la gran respiración de la marea cósmica de la que forma parte Gaia (y por tanto, nosotros, aunque la parte caída humana se haya separado de ahí e incluso rechazado) con la que conecta, desde la confianza, el sagrado femenino. Para ello, se centrará el corazón, se activará la diosa de mil manos desde ese centro para magnetizar partes del yo y dones ya preparados para volver o para iniciar el camino de vuelta hacia ese sagrado corazón luminoso, y se reactivará la propia diosa lemuriana que reactiva la pureza del corazón y la frecuencia esmeralda. La civilización lemuriana tenía la misión de anclar el sagrado femenino, la pureza y la red de unidad de la frecuencia esmeralda. Son los que configuraron esa parte del corazón de Gaia, pues humanidad y Gaia han de estar en simbiosis y estrecha colaboración.
El ciclo se compone por tres fases: una preparatoria, una segunda con activación de comando del diseño humano para el centrado de corazón y activación de las mil manos y una última con comando de purificación del corazón, activación y la apertura de la sabiduría sagrada femenina lemuriana y la reactivación de la frecuencia esmeralda en y desde el corazón, que activa las memorias de sabiduría del viaje cósmico.
Un profundo pero sutil y amoroso ciclo para abrir el corazón y sintonizarlo a la red de corazones de luz, empezando por ti mismo y con Gaia.
Gaia te convoca, pues se precisa tu conexión para el proceso de reunificar el tejido en luz y amor.