LUNA LLENA Y MOVIMIENTO ENERGÉTICO.

Aprovechando la super luna del cazador, hoy, 17 de octubre de 2024, y en pleno servicio planetario, la Hermandad Lunar (con Selene a la cabeza) y Gaia, entre otras hermandades, me piden que explique sucintamente el funcionamiento de la energía en este periodo, cuyo poder aumenta con toda la energía de luz y transformación que se ofrenda.

La Luna, compañera fiel de la Tierra, pues desgajó de ella, presenta mucho servicio. No solamente filtra rayos solares y energía para que otorgue vida y transformación tal como podemos aceptar recibir. Pero también colabora en el proceso electromagnético de Gaia en procesos diversos. 

No solamente mueve las aguas, las mantiene en movimiento para que la vida se dé y los códigos se transmitan, también mueve nuestras aguas, energía dentro de nuestros circuitos. De todas las fases lunares que van teniendo lugar a lo largo del ciclo de veintiocho noches, son bien reconocidas cuatro; a saber: luna nueva, cuarto creciente, luna llena y luna en cuarto menguante. El movimiento de la energía vital no es igual en cada momento y responde a un proceso que nos une a todos los seres. Como los árboles, hermanos guardianes y modelo de conexión de tierra y cielo y de presencia, tenemos raíz guía, raíces, tronco y ramas. En realidad, para Gaia somos flores, pero el funcionamiento es semejante. La diferencia es que nuestros filamentos son <<invisibles>> y en los árboles, gran parte de su entramado en visible y en su quietud hay movimiento interno constante. Modelo sagrado el de nuestros hermanos mayores los árboles.

Cada una de las grandes fases del ciclo responde al anterior, a las decisiones que hemos tomado y si hemos aprovechado y entrado a un ciclo que siempre se da.

Durante la luna nueva, nuestro modo es de recepción de energía, que va a concentrarse principalmente en las raíces. Es un trabajo profundo de hacia adentro, alquimizando, reajustando las raíces, el propio suelo. Lo natural es que la menstruación de la mujer sintonizada esté por este momento. Todos, árboles, humanos y otros seres estamos en proceso interno de concentrar la energía en asentar las raíces y recibir el alimento, abrir el ciclo aceptando la savia constante de Gaia, la energía vital. Importante es recordar que la mayor parte de la humanidad se desconectó de Gaia y no respeta sus ciclos y nosotros formamos parte de este cuerpo divino de Gaia.

Una vez que las raíces han recibido la atención y concentración de energía para ajustar y nutrirse, fortalecerse, esa savia, esa energía da un siguiente gran paso y va ascendiendo todos estos códigos y nutrición por el tronco. Es el periodo de la luna creciente sostenida por conciencias como Shiva, pues se necesita esa fuerte base de las raíces pero el impulso vigoroso de elevarlo manteniendo la pureza de la información para el resto de células y circuito. Nuestro cuerpo recibe esta energía sagrada renovada y la aporta a las células y órganos para la alquimia y para que repliquen esta sabiduría que procede de Gaia (emanada desde la Gran Madre) tomando parte de nuestro diseño original que se guarda en el cristal del corazón de Gaia (si el ser humano no se abre a Gaia, no puede conectarse con su diseño, pues es ella la guardiana y puerta de acceso).

 

En la siguiente etapa la energía, sabiduría asciende y florece. Ha llegado la luna llena. El florecimiento depende de cómo hayamos atravesado el proceso desde la raíz. Si no ha habido cuidado de las raíces, no habrá alimento ni nutrientes que ascender por el tronco y no habrá ramas frondosas, frutos ni flores o serán débiles. Es decir, la cosecha va a depender de nuestra propia siembra interna.  La energía asciende, por tanto, desde el corazón, brazos, garganta y, especialmente, pineal y pituitaria (si están en funcionamiento). La sabiduría restablecida del propio diseño entregado con amor por Gaia se eleva y se comparte con el Cosmos y la Fuente, con la Madre Divina. Es un momento bastante aéreo, por lo que si no hay buenas raíces, posiblemente haya malestares  diversos, como dolores de cabeza, irritabilidad, malos entendidos, mareos, problemas digestivos… Puede que la energía se sienta toda hacia arriba y haya disociación, que es lo que sucede a la mayoría de los humanos, por falta de apertura del corazón, de conexión con Gaia y por no hacerse cargo. En ese <<volamiento>>, desconexión, hay quien cree que está conectado, pero, realmente está velado y huyendo. Gaia y hermandades nos piden que nos hagamos cargo de todo el proceso y de nosotros. Pues el ciclo siempre se da, con una fuerza energética concreta que se precisa en el momento y estar desconectado solamente significa que está fuera del aprovechamiento del ciclo y se resiste, por lo que va atorándose la persona. En esta luna llena la energía es del fuego de impulso de Aries. Es el fuego recordatorio de la vida (qué hiciste en marzo y abril va a dar pistas, pues es reflejo dentro del año astrológico), el impulso vital, la perseverancia y foco, el faro constante de luz. Lo acompaña el aire de libra. Además, hay bastante agua, pero no vamos a entrar en eso ahora. Si no se hicieron los deberes, este reforzamiento del impulso para continuar y hacer la alquimia se va a recibir desde lo que haya dentro. Es decir, que se potencia cómo esté el fuego interno: ¿es vida, luz y hogar o es abrasador, destructor y avasallador? Si no se aprovechó el proceso anterior, es posible que no haya raíces que sostengan y que haya ira o ansiedad, dolores, un fuego desbordado en que se ha desconectado de la verdad y la palabra es falsa y con ira, aunque se esconda tras máscara de hipocresía. De esta manera, habrá que estar muy atento, pues esta luna del 17 es gran portal ocho que busca dar fortaleza e impulso, foco y dirección hacia la divina unión, soltándose lo que está fuera de ley y orden, el uso del poder creador humano que se ha utilizado desde la energía femenina y proyectada al masculino para destruirse interna y externamente. Eres fuego de luz y hogar, de impulso y energía vital o se enciende el fuego que devasta desde dentro hacia afuera. Es hora de reajustar los úteros a su esencia.

La luna llena siempre ha sido considerada sagrada, es el florecimiento de la propia luz, de la propia flor y expansión del propio aroma junto al brillo y custodia de la luna. Numerosos rituales desde antiguo la han festejado, han festejado este nacimiento desde la divina unión interna. En tiempos sagrados de Lemuria, sacerdotisas y hombres delfín, tritones, celebrábamos la danza sagrada en las aguas del océano,  bañados por la luz de la luna llena, emanando y custodiando la energía de divina unión. Entiéndase que era una danza de energía en que se ascendía como espirales de ADN. El recuerdo de esto luego se desvirtuó más adelante en meras relaciones sexuales (lo que está recuperándose ahora como terapias de luz, aunque están fuertemente conectados a registros muy oscuros de la historia de la Humanidad), pero no tiene nada que ver con los ancestrales  rituales en que podíamos mover todos los elementos en celebración y creación de vida.

Estamos en proceso de recuperación de sabiduría y dones del femenino sagrado lemuriano y del masculino sagrado atlante, por lo que cada cual ha de ser consciente de lo que desafina en el y aprovechar las corrientes energéticas, que no vuelven. El momento es ahora. Estamos reconectando con el femenino sagrado, el amor, el corazón, unidad, ternura y hermandad  y con el masculino sagrado, la luz, la conciencia, la fortaleza, custodia, foco, dirección, perseverancia, presencia e impulso. Para ello hay que desactivar lo desafinado y fragmentado. Ha habido muchos momentos para recorrer este camino. Y ahora es un gran impulso, pues vienen momentos tormentosos de armonización. ¿Cómo están tus raíces? ¿son fuertes y en suelo de verdad y sano o la plataforma que siempre has creído verdadera es arena movediza? Es tiempo de respirar y aprovechar, de responsabilizarse, de hacerse cargo. De ver todos los autoengaños. Se está eligiendo equipo.

 

En cuanto a la luna de cuarto menguante, se recibe la respuesta energética de la Fuente, ofrendado parte de los propios códigos del diseño o aquello que es preciso entregar a Gaia para la evolución, para activar la llave dhármica.

Como vemos, el proceso comienza desde el suelo, desde la tierra, habiendo abierto el corazón y confiando.

 

Es un resumen sucinto de todo este engranaje de veintiocho días, pero esperamos que te sirva para hacerte consciente y  aprovechar cada momento para dar pasos de Regreso a la Esencia y continuar la misión propia y conjunta.

Desde mi cristal de luz del corazón al tuyo.

Con Amor, Patricia Wiiiiiiiiiiiii, Conciencia Cósmica, Guardiana de los Templos Sagrados Antiguos.