La Humanidad se encuentra en la posibilidad de abrir este dharma de reconectar con lo que sí es la Humanidad. Es una tarea y compromiso con uno mismo y en círculos de luz. Nos encontramos en el kim maya 112 (un cuatro, que nos lleva al número de Gaia y a los cuatro pilares de verdad en que se sostiene la plataforma de conciencia), el Humano Galáctico Amarillo, como arquetipo del Sabio que ha de volver a encarnar. Y para ello, para ser libre y conectarse con la voluntad y presencia, ha de conectarse con la serpiente roja (energía amorosa, la llama divina de Gaia), la fuerza vital. Lo hace con la armonía que trae el ocho, que abre el portal a la Suma Sacerdotisa, la tejedora conectada con la verdad y sabiduría. Durante siglos, la Humanidad se ha desconectado de Gaia, de su corazón y de todo el tejido de Unidad; se ha autoexiliado. Gaia nos convoca a volver a unirnos a ella, y, a través de ella, con nosotros mismos y con toda la Unidad. Con esta finalidad, muchas hermandades nos acompañan, para potenciar que hagamos la propia alquimia. Y para ello hay que discernir lo que no es verdad en nosotros mismos, lo que se separó del amor y unidad. El acompañante más cercano va a ser el halcón, que te ayudará a que tu mirada comience a discernir.
Responde con sinceridad: ¿vives lo que crees?